3 de agosto de 2017

Ambientación: El Lobero (Parte 1)


 Por Hardeck

Aquellos que hayáis leído Ars Malefica ya os sonara la figura de la lobera y recordareis que comentaba que solo las mujeres podían ejercer este oficio, pero no podía estar mas equivocado, pues la figura del lobero existía y su tradición digna de ser descrita. Permitidme pues, enmendar este error.

Se entiende como lobero a un individuo de aspecto salvaje y asilvestrado, vestido con pieles, normalmente lupinas, que ejercía poder sobre los lobos, pero mas que debido a artificio mágico (que bien podía existir) era debido a la convivencia con ellos, ya que el lobero vivía y era aceptado dentro de la manada, incluso como el alfa de la misma.

Se los conocía también como encantadores, conductores o pastores de lobos, y se los solía encontrar principalmente por el norte de España o el sur de Francia, pero el carácter itinerante que este oficio tenía, hacían que los loberos pudiesen moverse mas alla del norte peninsular (hasta en Jaen había registro de actividad “lobera”). Sobre si este oficio se podía considerar benéfico o maléfico, como siempre, dependerá a quien se le pregunte. La Inquisición le tenía cierta inquina, teniéndolos como siervos del Diablo y sus poderes frutos de un pacto con el mismo (y que la sangre de los loberos tuviese fama de ser de suma utilidad en rituales mágicos, como que no ayudaba), aunque para pastores y ganaderos del mundo rural sus poderes y servicios eran apreciados para mantener sus rebaños a salvo.

Personalmente creo que su oficio era uno de los mas nobles que se podía ejercer, pues a caballo entre lobos y hombres, los loberos ejercían como mediadores entre ambos, logrando lo mas parecido a un entendimiento mutuo y una relación satisfactoria para ambos mundos.

Su modo de actuar era el siguiente: una vez que el lobero llegaba a una localidad, solicitaba refugio para pasar la noche. Negarle tal refugio, amen de ser comportamiento de mal cristiano era un riesgo, pues el lobero, para dejar claro su oficio, mas alla de su vestimenta y aspecto salvaje, solía llegar acompañado de uno o dos lobos muy poco convencionales (las crónicas de la época los tachaban fácilmente de fieros o deformes, destacandoles un cierto halo de singularidad, que bien podía ser fruto de cierta transferencia entre el hombre y el lobo que les podría haber dotado de cierta “inteligencia” mas alla de la propia animal) y no era raro que los lugareños poco compasivos fuesen atacados por lobos días despues. Una vez establecido, el lobero buscaba a los ganaderos, pastores o carniceros locales y les pedía una limosna, no para él, sino para sus lobos, acuerdo en el cual todos se beneficiaban, pues una vez saciadas la necesidad de su manada, esta no tendría razón para atacar los rebaños locales. Esta limosna era normalmente una res, una cabra u oveja, aunque en casos de una manada especialmente grande, estancia prolongada del lobero en la localidad o simple picaresca (no era raro el que un picaro se buscara una camada de lobos que, tras matar a los progenitores, y la criara como suya solo con la mezquina intención de vivir como “lobero” a su costa) la limosna se podría solicitar a varios ganaderos de la zona. Tras obtener esta res, el lobero se dirigía a una loma u otro punto alto de la localidad y alli mataba al animal con sus propias manos, tras lo cual lo despedazaba usando un tosco cuchillo de pedernal en ocho partes, las cuales situaba en los puntos cardinales de la cima, quedandose el mismo con los restos (era común que se quedase con la cabeza del animal) y recitaba una serie de palabras en una lengua extraña (llegados a este punto, solo puedo especular que este ritual debía tener su fuerte influencia pagana, recordemos la influencia del Dios Lobo en el norte, siendo las palabras, reminiscencias de una plegaria en una antigua lengua pagana ya perdida y totalmente desconocida para el vulgo) tras lo cual, desde cada uno de los puntos cardinales aparecía un lobo que tomaba la carne y se iba.

Tras lo visto estaba claro el porque de la itinerancia del lobero, pues farsantes y picaros pronto eran descubiertos y lo mejor era poner pies en polvorosa lo antes posible, mientras que para aquellos que practicaban su oficio de forma honesta, cualquier ataque de lobos podía poner en duda sus poderes o la eficacia de los mismos y pasar del genuino o “temido” respeto, a la denuncia a la Inquisición o directamente, al linchamiento. No obstante existen casos documentados de loberos que se establecieron en una región, normalmente en alguna cueva de lobos, encargándose de su protección.

Uno de los casos mas conocidos era el Pare Llop o Padre Lobo, que se estableció en la Cueva dels Orriols, en el Valle de Lillet. Este lobero vivía en paz con su manada en la cueva, pero un invierno especialmente frio se vio obligado a bajar al pueblo mas cercano a pedir refugio, siendo por todos repudiado. Días después los lobos empezaron a atacar los rebaños, no solo de corderos sino incluso también los de caballos y yeguas, incluso a aquellos guardados bajo techo. La situación llego a tal extremo que los ganaderos locales contrataron cazadores de lobos expertos y realizaron varias batidas, pero el Padre Lobo comandó su manada de tal forma, que las crónicas de la época dicen que no consiguieron matar, ni siquiera herir a ningún lobo. Viendo el origen del mal, los ganaderos locales se reunieron y decidieron hacer las paces con el lobero, mandando una comitiva a su cueva la siguiente primavera, donde se le garantizo que siempre encontraría refugio en las casas de la localidad. Aceptó el Padre Lobo las disculpas y los ataques cesaron, y las gentes del pueblo, agradecidos por la falta de resentimiento del lobero, no solo ofrecieron casa y comida cuando lo necesitase, si no que le brindó un pago anual que fue abonado religiosamente por los ganaderos y sus descendientes.

El origen del lobero puede ser muy variado:

  • Hereditario: Era creencia popular que la descendencia de un lobero heredaba los poderes de su progenitor, y al fin de al cabo, no es tan raro en la época que un hijo sigo el oficio de su padre.
  • Accidental: Hay quien no puede elegir su oficio y es el destino el que le reparte sus cartas. Cualquier niño que se pierde en el bosque o monte, se encuentre con una manada de lobos y sabe Dios, estos le acepten, se convertirá en lobero. Puede parecer algo muy increíble de creer, pero a día de hoy, algún informativo nos sorprenderá con noticias similares procedentes del continente asiático y tampoco es que nos tengamos que desplazar mucho espacio en el tiempo en nuestro país para encontrar historias similares, pues tenemos el caso de Marcos Rodríguez Pantoja, que fue criado en compañía de lobos en los años cincuenta en Sierra Morena y encontrado posteriormente como un niño salvaje (el hombre aun vive y se ha hecho una película contando su historia).
  • Profesional: El oficio de lobero se puede aprender y/o transmitir de otro lobero, a la manera de como se comentaba de las loberas, tardándose un mínimo de trece años en completar su “formación”. Mal oficio se puede pensar de dar a un hijo, pero si la familia es pobre y el hambre aprieta…
  • Locura: Lo que hoy en día entendemos como licantropia, no es mas que una enfermedad mental en la que un hombre se cree un animal, así que aquellos “licantropos” de la época, bien podían buscar la compañía de sus hermanos lupinos, abandonando la sociedad humana.
  • Marginación: Una persona puede ser marginada o proscrita a tal extremo que su única salida sea la de echarse al monte para sobrevivir, donde quizás descubra que la compañía de lobos es mejor compañía que la de hombres...
  • Mágico: Uno se puede convertir en lobero ya sea por maldición o bendición. Como maldición puede ocurrir con un hechizo de Condenación exitoso o cualquier otra maldición no descrita (algún hechizo pagano de Castigo del Dios Lobo es plausible). Como bendición, existe un ritual en la medianoche de la Noche de San Juan, que en una poza de agua estancada se ha de sumergir la persona, dejando toda su ropa y pertenencias en la orilla, y en el agua recitar el llamado Padrenuestro de Lobos, tras lo cual, al salir del agua, se habrá dejado atrás todo rastro de su humanidad y se deberán pasar lo siguientes siete años en compañía de lobos, en un principio buscando una manada, y, vestido con pieles, ir acompañándola a cierta distancia hasta que llegue el día que se sea aceptado, tras lo cual se deberá aprender todo lo posible de su nueva familia. Tras estos siete años, en otra Noche de San Juan, se repetirá el ritual, esta vez al salir del agua, renaciendo como hombre, pero con todos los poderes asociados a un lobero. Otro modo de adquirir esta condición es el vox populi de la época: el Diablo concede al lobero el poder sobre los lobos para poder extender el mal entre los buenos cristianos.
  • Pagano: El culto al Dios Lobo fue fuerte en el norte, así que si algunas de sus practicas ha sobrevivido, quizás el lobero sea el resultado de las ordalías de los mas devotos a su dios, o solo el resultado de estas practicas malinterpretadas. Por otro lado, ¿que mejor lugar para un guardián sagrado del Dios Lobo que el esconderse entre sus hijos?
Y esta es la vida del lobero, una vida dura, pero honrada, pero no falta de peligros que los supersticiosos abundan y no son tolerantes, y los picaros y farsantes no ayudan al correcto desempeño del oficio, y no siempre es solución internarse en el bosque, que allí también hay cazadores que no estiman al lobo y verán al lobero como otra alimaña más en el mejor de los casos y en el peor, se convertirá en blanco de cazadores loberos, que si ya es duro cazar lobos, mas aún si son guiados por una mano inteligente.
El oficio de lobero se seguirá ejerciendo hasta que el 25 de Marzo del 1.783, Carlos III emita una real cédula en la que diga:
"En lo respectivo á los que se llaman Saludadores y los Loberos, mando asimismo sean comprehendidos en la clase de los vagos y tratados como tales…”.
Con ello no digo que desaparezcan, ni mucho menos, pero a partir de esa fecha se tendrá al lobero, de manera oficial, como vago, vagabundo o maleante, según el capricho de la autoridad local, dificultando el desempeño del oficio y condenando al lobero a merodear zonas cada vez mas rurales y comprensivas con su arte.
Tras esta exposición, permitidme un receso. En mi proxima intervención hablaremos de como integrar al lobero en nuestras partidas de Aquelarre y de sus particularidades.

2 comentarios:

  1. Interesante entrada.

    Entiendo que el lobero criaría desde lobeznos a los animales, si no me resulta difícil entender su manera de 'adiestrarlos" para el contacto o presentación a aquellas gentes con los que pretendía hacer negocios.

    En cuanto a la integración de este oficio en Aquelarre yo le otorgaría dos vias:

    1. Robo y crianza de los cachorros desde pequeño para utilizarlo en fechorias y acuerdos (perfil mas humano y mecantil)

    2. Integración en el grupo desde niñez, adolescencia, viviendo la vida salvaje y con contacto humano para esos "negocios" con la protección de los ganados.

    No obstante, espero la segunda parte con muchas ganas. Enhorabuena por estas líneas. :)

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